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En el desierto de Atacama, en el norte de Chile, se puede encontrar de todo.
Chile es el mayor importador de ropa usada de Sudamérica. Pero se calcula que de las 59.000 toneladas que entran al año, más de la mitad va a parar a vertederos clandestinos.
Son prendas abandonadas inexplicablemente en pleno desierto; ropa usada que fue desechada por Estados Unidos, Europa o Asia y que es enviada a este país sudamericano para su reventa.
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¿Cómo funciona el mercado de la ropa usada?
El negocio es inmenso y completamente legal. De acuerdo con el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), una plataforma que lleva el registro de diversas actividades económicas en el mundo, Chile es el mayor importador de ropa usada de Sudamérica, siendo el receptor de más del 90% de dicha mercancía en la región.
Los propietarios de las importadoras tienen distintas nacionalidades; algunos vienen de países tan lejanos como Pakistán. Con un español precario, varios de ellos se declinan a dar entrevistas, pues se rehúsan a hablar de los desechos textiles.
Independiente de lo mencionado en el párrafo anterior, hoy en día es claro como funciona el mercado de la ropa.
La mayoría de esta ropa ha sido previamente donada a organizaciones benéficas en países desarrollados. Mucha de ella se revende en tiendas de caridad o se entregan a personas necesitadas.
Pero la que no se vende o dona en esos países (a veces porque está dañada) termina siendo enviada a otros países como Chile, India o Ghana. Se sabe que al menos un 60% (de lo que se importa) es residuo o descartable y eso es lo que viene a dar a los cerros”, señala Edgard Ortega, encargado de medioambiente de la municipalidad de Alto Hospicio.
En resumen, el mercado de la ropa funciona de la siguiente forma:
- Se importan fardos de ropa.
- Se separa lo que sirve (40% en promedio).
- El resto se va a la basura.
Marcas como H&M, Pepe Jeans, Wrangler o Nike están entre sus ofertas. Los precios son increíblemente bajos, por menos de $1.000 CLP se pueden adquirir todo tipo de camisetas o pantalones.
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Contaminación
La industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo, después del petróleo. De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), es responsable del 8% de los gases de efecto invernadero y del 20% de desperdicio total de agua a nivel global.Y es que solo para producir unos jeans se necesitan 7.500 litros de agua.
Además, actualmente gran parte de la ropa está hecha de poliéster, un tipo de resina plástica que se obtiene del petróleo, y que tiene grandes ventajas frente al algodón: es muy económico, pesa poco, se seca rápido y no se arruga.
El problema es que demora más de 200 años en desintegrarse, mientras que el algodón aproximadamente 30 meses. En el desierto de Atacama, la mayoría de las prendas están hechas, justamente, de poliéster. Camisetas deportivas, trajes de baño o shorts lucen como nuevos aunque probablemente llevan meses —o años— en estas montañas.
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¿Soluciones?
El problema de la ropa en el desierto de Atacama no es nuevo. Hace al menos 15 años que los desechos textiles se vienen acumulando en este icónico lugar aunque ahora su proporción es mucho mayor, afectando un total de 300 hectáreas, según la secretaría del medioambiente de la región de Tarapacá.
Pero, no es solamente un problema de la zona, sino de como funciona el mercado textil.
Prefiere prendas de alta calidad y durabilidad, recicla las prendas de algodón que puedas en empresa como Ecocitex y evita las compras de moda, es decir, cada 6 meses.
Es tarea de todos nosotros realizar el cambio, recuerda siempre que es mercado y su necesidad quien manda, y no las empresas que ofrecen.